Justo al final del viaje es cuando nos toca ya ir a visitar la city. El modo de vida de los neozelandeses nos ha encantado. Siempre amables, confiados y pacientes. Ya nos gustaría que se nos pegara algo a nosotros.
Durante nuestra estancia nos pilla de lleno el mundial de rugby. La ciudad está hasta los topes de turistas ya que aquí el rugby es una religión y son unos de los mejores del mundo. Se pueden ver partidos en directo desde unos stands que han montado al lado del puerto.
Nuestra siguiente visita es el sky line. Hay unas vistas imponentes de toda la ciudad y una pasarela con el suelo transparente que hará a más de uno pensárselo para posar en las fotos.