Llegamos a la zona del desierto de Wadi Rum. La entrada del desierto es una casa de centro de visitantes donde te esperan todos los guías en 4×4 para llevarte hasta la zona donde cada persona haya contratado el campamento.
Hemos reservado noche en haima con cena típica bereber y, al día siguiente, excursión en 4×4 para ver la zona.
El desierto de Wadi Rum es mágico. Pronto se da uno cuenta de lo fabuloso que es este sitio. Decidimos darnos una vuelta por los alrededores para tener un primer contacto con la arena del desierto. Es impresionante. Parece un mar de arena donde no sabes ni a dónde dirigirte.
Por la noche, nos preparan la cena al estilo bereber cocinando la comida dentro de la tierra al calor de la arena durante todo el día. Después de la cena nos juntamos en la haima todos los que estábamos allí.
Al día siguiente nos dirigimos a visitar la fuente de Lawrence de Arabia y una duna bastante pronunciada que pertenecía a otra tonalidad de arena. Para comer nos fuimos a una haima imposible de localizar.