Salimos de Puno dirección Arequipa con la compañía de buses Cruz del Sur. Es la segunda ciudad más importante de Perú por detrás de Lima. La ciudad es de una clara influencia colonial española y resulta peculiarmente bonita con el volcán Misti presidiendo el horizonte.
Nos alojamos en Torres de Ugarte, un hotel muy chulo, céntrico y muy bien de precio.
En la zona de Arequipa tenemos intención de hacer 2 cosas además de visitar la ciudad: rafting por el río Chili y visita al cañón del Colca.
La visita por la ciudad no puede ser más interesante. Comenzamos visitando el monasterio de Sta. Catalina. La entrada son 40 soles y se puede optar por una visita guiada. Nosotros nos apañamos muy bien con las explicaciones de la Lonely Planet.
La arquitectura combina perfectamente el periodo colonial español hecho por manos indígenas. El resultado es una ciudadela preciosa con mucho colorido y muy interesante.
Otra de las atracciones que no nos queríamos perder en nuestra visita a la ciudad de Arequipa es ver los restos de la momia Juanita. La momia la albergan en el Museo de Santuarios Andinos y la entrada son 40 soles.
Aprovechamos la salida del museo para probar un plato típico de Perú, el cuy. El dicho de que todo sabe a pollo es completamente cierto.
Al día siguiente nos animamos a hacer rafting por el río Chili. Elegimos la compañía Expediciones y Aventuras y nos ha parecido una actividad muy recomendable. El río no tiene un caudal muy grande pero, aún así, tiene rápidos del nivel II, III y IV.
Otra de las actividades que teníamos ganas de hacer era la visita al cañón del Colca. Solo contratamos el desplazamiento y decidimos hacerlo a nuestro aire. Hacemos noche en el fondo del valle en un auténtico oasis. La primera parada es en el mirador del cóndor, punto desde donde podemos ver el vuelo de este famoso ave emblema de Perú.
Más tarde, nos adentramos en el interior del cañón bajo un paisaje árido y muy aéreo de todo el cañón. Cabe destacar que el Colca, es el segundo cañón más profundo del mundo con una profundidad de 4.160m.
El paisaje es un poco feo a primera vista pero va ganando interés en cuanto se va bajando.
Después de unas cuantas horas de caminata, nos topamos con nuestro prometido oasis. Parece mentira que un lugar así pueda estar dentro de este entorno. Os recomendamos que llevéis bañador ya que hay piscinas para poder refrescarte después de la caminata.
Los alojamientos son de lo más rudimentario. Son chozas con dos camastros que nos servirán para pasar la noche. Hay que llevar frontal ya que no disponen de luz eléctrica. Recordamos, además, que había bastantes mosquitos que pueden aguaros un poco la estancia.